lunes, septiembre 08, 2008

La gran mentira del mercado libre


Contemplo con perplejidad el alborozo desatado en las bolsas por el anuncio del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos de poner bajo tutela estatal,  la forma de llamar a una vulgar nacionalización de las economías capitalistas, a las dos principales entidades crediticias, Fredie Mac y Fannie Mac. Esta medida que concita el entusiasmo de los borregos costará 140 mil millones de euros. En un mercado libre una empresa debería trabajar sin red, es decir, sin contar que el papá estado estará ahí para salvarle el culo llegado el momento. Eso fomenta la estulticia y la nula previsión en la dirección de los negocios.

No me valen las razones dadas por el Departamento del Tesoro, si el fracaso de esos dos niños repollez ( Freddie y Fannie) pueden afectar de forma tan grave al sistema financiero es que el sistema no funciona. Si han dado hipotecas como quien reparte caramelos a la puerta del colegio para que millones de lemmings consumistas siguieran en su alocada carrera hacia el despeñadero, viviendo por encima de sus posibilidades es SU problema y SU responsabilidad. ¿Alguien se los imagina compartiendo sus beneficios con el estado en épocas de vacas gordas? Pues no veo porque debería ser disitinto cuando la situación no les es favorable, especialmente cuando se lah ganado a pulso.

Desde la honorable Academia nos oponemos a políticas que premian a los irresponsables y transmiten que si tu caída provocará un efecto dominó el estado acudirá a tu rescate. La moraleja es clara, si va a endeudarse, hágalo a lo grande, y si arrastra a medio sistema financiero mejor. No sólo no tendrá que dar cuentas de su incompetencia sino que estará solventando su vida. Un libro de memorias será lo menos que podrá sacar y de ahí al infinito.

En esta bitácora planeo lanzar propuestas para cambiar este corrupto mundo en el que medran ratas como Patrick Von Steiner como los hongos con la humedad, debemos crear un nuevo orden mundial en el que la élite y no los parásitos sociales marquen el rumbo. Una sociedad que ponga el listón de la autoexigencia bien alto y no lo entierre entre la basura.

Atentamente, Sir Edward Holst.

2 comentarios:

  1. Al 100% de acuerdo con su señoría, pero contenga su perplejidad, que el asunto colea desde hace unos cuantos añitos; más o menos 200 añitos. Usted y yo, sabemos cómo acabará esto; se sanearán las empresas y en cuestión de tiempo, se venderán troceaditas a precio de ganga a algún espabilao con influencias. Mientras tanto, la "operación limpieza" corre a cargo del bendito pueblo norteamericano y sus ¿bien? gastados impuestos (hay Rumasa, Rumasa... y yo que me había enamorado del Boyer antes de que le echase el ojo la filipina)... en fin, hablemos un poco ahora de comercio exterior, porque es ahí donde mejor se ve de que va el rollo ese de la "mano invisible" (expresión que sin duda hubo de referirse a la de Adam Smith cuando se tocaba según que partes), el (neo)liberalismo, qué es y a quién sirve el estado y toíta la mandanga.

    El liberalismo que predican los yankies siempre es el de los demás, por obra y gracia de Papá Pentágono. De qué manera si no, han logrado dominar las economías de medio mundo. Un par de ejemplos esclarecedores le harán ver que esta clase de "obligaciones" estatales para con sus empresas, son requisito imprescindible también a la hora de asentar sus posaderas en otros países:

    En Brasil, ya durante los gobiernos de Kubitschek, se aprobaron leyes muy jugosas para las empresas norteamericanas; por ejemplo se corresponsabilizaba al estado brasileño en el pago de cuantas deudas contrajesen éstas en el exterior. Convirtiéndose en su principal avalista, las arcas públicas brasileñas financiaron, ni más ni menos, que el 80% de los empréstitos solicitados por las empresas norteamericanas entre 1955 y 1962. Esto supuso que las 4/5 partes del total invertido por el capital yanki, pasó a engrosar la deuda externa del estado brasileño. Hoy las cosas no han hecho más que empeorar.

    En Bolivia, en tiempos del dictador Barrientos, la petrolera norteamericana GULF, no contenta con haber obtenido la concesión de los pozos bolivianos durante 40 años, se cubrió bien las espaldas cuando en su "Carta de intenciones" (acatada a pies juntillas por el gobierno) estableció que en todas las operaciones con YPFB (la petrolera estatal), la GULF recobraría el total de las inversiones si no se encontraba petroleo; si se encontraba, las recuperaría con las explotación de los pozos, pero, en cualquier caso, los gastos de exploración se cargarían de buenas a primeras al pasivo de la empresa estatal. Por la misma Carta, GULF se arrogó además el derecho de explotación de los yacimientos gasíferos ¡que nunca le habían sido concedidos! El bueno de Barrientos, por supuesto, miró hacia otro lado, y les dejó hacer y deshacer a su antojo.

    Y, para terminar, le regalo una frasecilla muy sabia de un tal Ulises S. Grant, general victorioso en Appomatox: "Durante siglos Inglaterra ha confiado en su protección, la ha llevado hasta sus extremos y ha obtenido de ello resultados satisfactorios. No cabe duda de que debe su fuerza a este sistema... cuando USA haya obtenido de la protección todo lo que la protección puede ofrecer, adoptará también el libre cambio". A día de hoy la protección estatal de los intereses empresariales a costa de las arcas públicas (porque hay que socializar las pérdidas, faltaría más), tanto fuera como dentro del país, no parece un sistema agotado; al contrario, goza de tan buena salud, que no verán mis ojos, ni los suyos, y aún menos los del inefable Steiner (aunque éste difícilmente se enteraría de que va esta película), el fin del ciclo inaugurado hace más de un siglo por nuestro brillante general. La división del trabajo en la economía capitalista y los agentes que la sustentan operan de la misma manera a escala internacional, nacional, regional y en cada currito individual. Otro día hablaremos de uno de esos agentes, el crédito, al que Rosa Luxemburgo hiciera exclamar poniendo voz a cuantos capitalistas han sido, en evidente homenaje a Homer Simpson: "oh crédito, la causa y la solución a todos nuetros problemas"

    Me complace profundamente ver que el cambio de manos ha hecho de este blog un espacio más decente, interesante y humano.

    Es usted la luz del mundo Sir Edward

    ResponderEliminar
  2. Me complace ver que el cambio de rumbo del blog empieza a atraer a lectores cultos, dispuestos a debatir sobre temas importantes en vez de las tonterías habituales del infame Steiner.

    ResponderEliminar