miércoles, octubre 15, 2008

Propuesta para un Nuevo Mundo: El Gobierno de los mejores

La universalización del voto lejos de llevarnos a esa época dorada anunciada de igualdad y amor nos ha conducido a la tenebrosa dictadura de los mediocres en la que vivimos actualmente. Para llegar a la mayor cantidad de electores posible el nivel de los discursos ha caído a niveles paupérrimos. Los programas se redactan por pura costumbre, pues sólo los leen una minoría selecta y aún menos son los que los entienden. Lo mismo puede decirse de las constituiciones y otras leyes que se someten al refrendo popular. Un slógan pegadizo sustituye al razonamiento y los debates se convierten en concursos de popularidad en los que los candidatos deben seducir al votante ya sea con chistes, monerías o frases demagógicas.

Este sistema igual por debajo y da el mismo poder de decisión al culto que al ignorante. Habiendo más de lo segundo que de lo primero no es difícil intuir el rumbo que inevitablemente tomará la sociedad, el reparto de las audiencias televisivas es un ejemplo harto elocuente. Si el mundo ha de cambiar debe empezar por la forma de escoger a sus líderes. Si para conducir un vehículo hay que pasar una serie de pruebas no veo porque para algo tan importante como es escoger a un concejal o un parlamentario se va a pedir menos.

La Prueba de Validación Universal que presenté en la anterior entrega sería una eficaz herramienta para separar el grano de la paja en esta sociedad apática y vulgar. Sólo aquéllos que demuestren poseer la capacidad para comprender lo que está en juego y la voluntad de votar de forma libre y responsable, y no por caprichos o interes espúreos, recibirán el privilegio de ser electores. He dicho el privilegio, que no el derecho, pues así es como debe ser considerado.

Los electores escogerían entre ellos a la gente más capacitada basándose en criterios objetivos que estarían recogidos en la Prueba de Validación Universal y no por filias y/o fobias mal entendidas o ideologías obsoletas que llevan demasiado tiempo arrastrándose con mínimos retoques. Soy consciente de que es sólo el primero paso para lograr un gobierno de los mejores pues quedan otros puntos importantes por tocar como los partidos políticos o los lobbies, que dejaré para otra entrega.

Atentamente, Sir Edward Holst

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