sábado, enero 17, 2009

Repasando las respuestas

Toca revisar los comentarios de los lectores, escasos ciertamente. Supone un gran alivio ver que no echaran mano de elementos ajenos a este planeta o esta dimensión ya puestos. Eso sí, no pueden evitar hacer asociaciones descabelladas como acusar al creador de Ikea de plagiar un agujero o cagadero como tan finamente lo denominan, no es que parezca un lugar muy apropiado para tal cometido. Tampoco es que la forma del agujero sea tan original ni llamativa, el único misterio es cómo se formó y por muy ácidas que sean las heces de los murciélagos el patrón formado es demasiado regular para ser resultado del azar. No me convence si bien no la descarto de forma taxativa. La primera, obra de Pater, el único que firma su aportación, se limita a describirlas con lo que es formalmente irreprochables aunque peca de prudencia. La conclusión es que el tiempo que ha estado fuera de circulación ese villano ha servido para desintoxicar a sus víctimas. Estamos en el buen camino.

Mañan toca la sección habitual y la semana próxima traerá novedades, el nuevo mundo toma forma más rápido de lo que esperaban mis compañeros más escépticos. También habrá tiempo para comentar ese bastardo intento a todas luces destinado al fracaso más ignominioso de crear una Academia alternativa. Momento que aprovecharé para compartir partes de mi pasado sobre las que he guardado un discreto silencio. Ha llegado el momento de romperlo para pasar página y centrarnos en el futuro. Es un aviso a navegantes, los lazos que nos unieron no os protegerán, si os oponéis al progreso seréis eliminados sin contemplación. El incidente de Elba fue una lección dolorosa, no hay lugar para la misericordia en esta guerra.

Saludos, Sir Edward Holst

1 comentario:

  1. El primero no es un cagadero, sino una lámpara interestelar. Lo sé porque yo la he visto funcionar. Primero se llena el agujero de agua y de larvas de luciérnagas venusianas. Las larvas, en contacto con el agua, se desarrollan, y se desprenden de una cutículas viscosas que transforman la densidad del líquido elemento, convirtiéndolo en un moco traslúcido con capacidades refractantes. A la luz de la luna, las luciérnagas sufren una reacción química que genera un haz de luz cegador. La forma, claramente la del símbolo heráldico de la familia ILYA, alcanzan sus bases flotantes ocultas en las tormentas gaseosas de Venus. Es una señal de llamada.

    La segunda imagen es, si cabe, más evidente: son piedras formando un círculo.

    El segund

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