Patrick Von Steiner, la incógnita de la ecuación.
En el enfrentamiento con mi antigua organización hay un factor imprevisible que bien puede decantar el resultado. Tanto la Academia como los Hijos del Nuevo Mundo seguimos y planteamos estrategias apoyándonos en precedentes reales y documentados. La principal diferencia estriba en que los académicos suelen limitarse a copiar lo que hicieron sus venerables antepasados, con todas sus virtudes y defectos. Yo prefiero usar esas experiencias bien como punto de partida bien como fuente de ideas para refinar mis planes. Mi heterodoxo aliado suizo en cambio se guía por la fantasía, la obras de ficción y su inexplicable instinto, que le lleva a tomar las decisiones más peregrinas sin dejarlas sopesar más de tres segundos. He sido testigo directo de sus carácter excéntrico en acción, lo he sufrido y no me cuesta reconocer que su mera visión me provoca ansiedad y en algunos momentos pánico. El consuelo es que produce la misma sensación en nuestro enemigo común. Por eso y no por otro motivo los Hijos del Nuevo Mundo mantenemos una alianza con la Resistencia. También ayuda que entre sus filas cuenta con gente competente, e igual de extravagante que su jefe.
Pase lo que pase tened por seguro que el hostelero suizo metido a investigador de lo desconocido tendrá un papel decisivo en el desenlace de esta lucha por el futuro de la humanidad. Haré todo lo que esté en mi mano para que podamos iniciar una Nueva Etapa, libre de ataduras y no retrocedamos a un sistema feudal.
¡Por el Nuevo Mundo!, Ellen Blackmoon.
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