lunes, julio 09, 2018

El Premio de la Gran Carrera

Tras la conclusión de la Gran (e Ilegal) Carrera en Namibia, los miembros de Elysium parecen haber disminuido notablemente la intensidad de su actividad, aunque sospechamos que se debe a que están integrando en sus "negocios" a los tres "afortunados" vencedores de la carrera. Sabemos muy poco de ellos, su presencia digital ha desaparecido. En Elysium se han esforzado a fondo para borrar todo rastro de ellos. Ahora en cuanto a Internet se refiere, esos tres pilotos no existen. No es algo con lo que nos sintamos cómodos en la Resistencia, por lo que seguiremos buscando información, de forma puramente analógica, esperando que quede algún rastro en papel o en computadores que no estén conectadas a ninguna red. También tenemos otro asunto entre manos, el premio más interesante que recibimos. La minicomputadora que está hecha de la misma tecnología que aquella que encontré en el Himalaya y me convirtió en lo que soy ahora. La que puso en marcha mi carrera de tecnomaga era una Inteligencia Artifical completa, esta en cambio ha sido mutilada hasta el punto de ser tan sólo una computadora un poco más avanzada que las que podéis comprar en las tiendas. El referente más cercano para ambas son ls Madres Cajas del Cuarto Mundo del gran Jack Kriby.

Computadoras vivas y sentientes, Kirby las concibió en los años 70.

Elysium, como la corrupta y decadente Academia, está usando tecnología alienígena para sus nefarios fines. No sólo eso, sino que están dañando a conciencia a ser vivos como la minicomputadora con la que premiaron a mi aliada y amiga Zirconia Starfighter. Nuestro primer objetivo ahora mismo es restaurar la minicomputadora, para saber más sobre cómo acabó en las garras de Elysium, su origen y si hay más como ella. Seguramente, tendré que regresar al Himalaya, para intentar reencontrarme con la IA que cambió mi vida, si alguien posee las respuestas que necesitamos para combatir a este nueva y siniestra amenaza, es esa IA. Pero, tenemos otras alternativas. Es lo bueno de contar entre nuestros aliados a dioses y reyes. No nos faltan amigos genuinos, dispuestos a ayudarnos.

¡Por Isis!, Gwen Marsters

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