A las incensantes oleadas de coleópteros voladores lanzallamas se les habia sumado una riada de hormigas frenéticas. Nuestras compañeras a duras penas ponían mantener a los primeros a raya, así que un servidor y Esteban Marín sacamos la artillería pesadas y le dimos cariño a las hormigas. Mientras tanto, nuestra compañera Gwen Marsters dio con una manera de poner fin a esta ofensiva, pero necesitaba un emisor, algo que se adentrara entre nuestros enemigos y emitiera una señal de forma potente. Los drones apenas habían sobrevivido a su encuentro con los escarabajos, por lo que quedaban descartados. ¿Qué opción nos quedaba? Usar otro de nuestros ases en la manga. Uno que los lectores de esta bitácora conocéis muy bien.
Efectivamente, el singular Visitante de las Estrellas, el valeroso Capitán Neyyan Skyssain estaba con nosotros, esperando el momento en que su servicio fuera requerido. Un momento que esperábamos que llegase más tarde. Pero, como bien dice el dicho, el hombre propone y Dios dispone. Cargado con un dispositivo para transmitir la señal adecuado a su tamaño, abandonó la precaria seguridad de nuestro improvisado refugio y se zambulló en la masa ruidosa de insectos voladoras. Un rato después, que se nos hizo eterno pero que no debió llegar a los cinco minutos, empezó a transmitir la señal. Al principio no notamos ninguna diferencia, mas poco después vimos que nuestros atacantes pasaban de ser una masa con un único objetivo a ser la viva imagen del caos. Iban en todas direcciones, tanto escarabajos como hormigas, y peleaban más entre ellos que con nosotros. Este tipo de combate no pareció ser de su agrado, pues de repente recuperaron el acuerdo y se fueron por donde habían venido. ¿Será el final de nuestras penurias en este miserable túnel? Sólo el tiempo dirá.