jueves, septiembre 11, 2008

Reflexión sobre el LHC del CERN

Al fin han encendido el LHC, el mayor acelerador de partículas más grande del mundo y.. seguimos aquí. La monstruosidad de 27 kilómetros de circunferencia que ha costado una auténtica barabridad ya se encuentra en fase de pruebas. Entre sus objetivos está el Santo Grial de los particuleros ( físicos de partículas): El bosón de Higgs. Fundamente de la física teórica moderna no existe ninguna prueba hasta el momento que corrobore su existencia. ¿Y qué han hecho los científicos tras los reiterados fracasos en sus experimentos? ¿Acaso han descartado la teoría? No, eso jamás. Cada vez han tirado más dinero público para levantar un acelerador más grande, que alcance más energía con la vana esperanza de que se aparezca la partícula de Dios. Hasta Stephen Hawking apuesta a que volverán a fallar. 

Hay incautos que temen que recrear las condiciones del Big Bang pueda crear micro agujeros negros  que destruyan la Tierra, mi temor no es ese precisamente sino que se repita la historia y esos cerebros autistas, esos marginados sociales que viven aislados en su torre de marfil nos vendan la moto de que el bosón de Higgs tiene una energía demasiado grande para este acelerador con lo que habría que hacer uno nuevo, todavía mayor y muchísimo más caro.

Para que veáis el nivel de seriedad de este proyecto en el que participa la mediocre Universidad de Santiago de Compostela, ciudad desde la que escribo esto y que se merece una institución mejor, observad el siguiente video en el que describen el experimento.




Atentamente, Sir Edward Holst.

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