Mi laboriosa investigación en terreno enemigo ha dado al fin los esperados y deseados frutos. El secreto de la victoria de Sir Edward Holst en la batalla del Gobi está en mi poder. Varios bravos defensores de la Verdad y la Libertad han dado sus vidas para que pudiéramos acceder a la nave gris reconvertida en base del Gran Traidor. Nos infiltramos en su ordenador central y pudimos acceder a grabaciones de la batalla con completos escáneres de la zona. Sabíamos que ese día habían chocado fuerzas extraterrestres pero hubo algo más, algo que olvidamos o mejor dicho nos hicieron olvidar. Para asegurar su victoria Holst abrió un portal a otra dimensión, que habían descubierto sus manipuladores aliados del espacio exterior en sus viajes a planetas conquistados como Zyga'Rhon. Allí había seres que desafían nuestra comprensión, habitan espacio que se rigen por otras leyes y sus vidas no están constreñidas a la linealidad temporal que marca nuestras vidas. Su entrada en nuestra realidad fue traumática para todos aquellos que no estuvieran protegidos de antemano. Aún así el final de la Crisis Mundial fue disputado palmo a palmo de esa árida planicie hasta el último momento.
Imagen de archivo.
Con los abundantes datos recopilados pongo rumbo al pozo del infierno del Doctor Azzacove para confirmar algo potencialmente aterrador, que esas criaturas, que son más conceptos dotados de conciencia que seres de carne y hueso, siguen entre nosotros ocultos en los pozos que comunican con el reino de azufre. Henchido por la esperanza y las canciones de mi clan me enfrentaré a la Academia. Su regente Sir Edward Holst nos ha entregado a los depredadores más sanguinarios y debe pagar por sus crímenes. Ya ni siquiera es completamente humano. Si nuestros caminos se cruzan pondré fin a su carrera criminal.
¡Por Isis!, Duane McGregor.
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