Largas jornadas de vigilancia de la instalación de la Academia en el Monte Pedroso nos han proporcionado valiosas pistas sobre lo que podrían estar llevando a cabo. Hemos visto ir y venir furgonetas blindadas, habilitadas para llevar animales y hemos escuchado gruñidos provenientes de su interior. Creemos que son cobayas para quién sabe que siniestros experimentos. Por otra parte, hemos detectado un flujo de información encriptada que no hemos sido capaces de descifrar por el momento. El siguiente paso será entrar en ese cubil de la bestia. Ya tenemos información sobre los puntos de entrada y el sistema de seguridad. Gwen Marsters ya está preparando la forma de evitar sus alarmas.
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