Elon Musk siempre ha sido un personaje público controvertido, que no deja indiferente, pero desde que adquirió la red social Twitter, su presencia en los titulares de los medios parece haberse multiplicado. Sus decisiones erráticas son fuente de artículos y discusiones en redes sociales. Twitter Blue es un ejemplo del caos en el que se ha sumido Twitter. La marca de verificación que antes servía para saber que la persona detrás de la cuenta era la que indicaba el nombre, ahora sólo indica que ese usuario paga por Twitter. O no. Pues se ha descubierto, primero que hay unos elegidos como Stephen King que mantienen la marca sin pagar porque corre con los gastos Elon Musk y segundo, porque parece que ahora la están recuperando todos aquellos que superan el millón de seguidores. ¿Tiene algún sentido todo esto? Aquí honestamente creemos que no.
Este esperpéntico vodevil en el que se ha convertido Twitter nos lleva a preguntarnos si algo le sucede a su dueño. Puede que siempre haya sido un tanto extravaganta, pero en otras aventuras empresariales como Tesla o Space X parecía mostrar algo más de sensatez. Aquí es donde entramos en el terreno de las hipótesis. Elon Musk es uno de los principales promotores de la conquista del espacio, y la NASA ha contratado los servicios de su compañía para el regreso a la Luna. ¿Quién podría verlo con malos ojos? LA ACADEMIA. La maligan y rencorosa Academia, una de cuyas misiones escenciales es mantener a la Humanidad en la Tierra mientras sus Amos disfrutan de su vidas post-humanas bien lejos de nuestro Sistema Solar. No es nada descabellado que estén empleando desde tecnología alienígena a la tradicional pero no por ello menos eficaz brujería contra el empresario sudafricano para dañar sus capacidades mentales. ¿Cómo explicar si no la actitud infantil con la que parece dirigir Twitter? En esta bitácora estamos cada vez más convencido de que es el objetivo de una campaña de destrucción cuyo fin es sabotear la nueva carrera espacial.
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