Traigo un mensaje de calma y esperanza, el grandilocuente torneo de lucha que organiza este señor de la guerra que nos tenía prisioneros ha sido a la hora de la verdad un mero entretenimiento. Por mucho que se haga llamar ser superior o amo, no es más que un mercader de esclavos. Confunde la desesperación con la habilidad. Nosotros hemos recibido entrenamiento de algunos de los mejores guerreros del universo y le hemos dado una lección inapelable. Humillado ante la vista de la derrota de sus campeones, no ha tenido más remedio que dejarnos ir. No sin soltarnos antes una letanía de autojustificaciones de mercadillo y vagas promesas de venganza. Seguimos con nuestro periplo interdimensional. Tras este calentamiento me apetece visitar una dimensión que parezca sacada de un manga, o viceversa.
¡Por Isis!
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