Reconozco que tenía mis dudas, como para no tenerlas conociendo a Patrick Von Steiner. No me gusta depender de otros, y menos cuando es gente tan impredecible y estrafalaria como el suizo. Ser la representante de los Hijos del Nuevo Mundo en la Tierra es una gran responsabilidad, además en esta misión estaba en juego el buen nombre de nuestra organización. No podía fallar. Tenía que liberar a los rehenes de ese antro clandestino en el que los Grises y la antaño gloriosa Academia hacen experimentos ilegales. Y lo hemos hecho. Ya están libres todos los rehenes y a bordo de la colonia espacial autónoma Daikokuten, donde están recibiendo un trato digno para que puedan recuperarse del cautiverio mientras regresan a sus hogares.
VICTORIA
Como cualquiera con actividad cerebral podía suponer, esas entradas más crípticas de lo habitual eran guerra psicológica destinada a poner nerviosos tanto a los Arribistas como a los de la base clandestina. Al mismo tiempo, alargamos todo lo posible la persecución, para evitar que sospecharan que podíamos hacernos con la localización de la base, evitando tener que seguir a la nave de los Arribistas. ¿Y cómo conseguimos esa información? Eso se lo dejaré a mis heterodoxos aliados, pero os puedo adelantar que fueron las ciberguerreras aliadas del señor Steiner, encebazadas por Gwen Marsters las que obtuvieron ese dato clave con el que pudimos adelantarnos a nuestros enemigos y llegar a la base antes que Fénix Ascendiente. No fue difícil convencer a los Arribistas que seguíamos tras su rastro, pues en realidad, sólo pueden detectar a la nave de Steiner y compañía y alguna de nuestros vehículos, pero no a la Daikokuten, con la que asaltamos esa base clandestina en el cinturón de asteroides. No sólo pusimos fin a los infames experimentos, sino que también se pueden despedir los Arribistas de usarla para crear una nueva Piedra Filosofal. La base es historia. Y tienen suerte de que los rehenes humanos estaban apartados para ese fin y ninguno había sido utilizado en sus experimentos. Algo que no pueden decir sus víctimas. A la mayoría sólo pudimos darle una muerte rápida y piadosa. A los pocos supervivientes los hemos subido a bordo. Será más complejo devolverlos a sus hogares, pues están en otros planetas lejos de nuestro Sistema Solar. Pero prometo que lo haremos. El destino de los cabrones que operaban en ese labotarorio del terror es navegar por el espacio por toda la eternidad. Como lo será el de cualquier que se interponga en el camino de los Hijos del Nuevo Mundo.
¡Muerte a mis enemigos y fortuna para mis amigos!, Arya Darkstorm