En aguas cercanas a Tasmania y Nueva Zelanda fueron avistados tres peces del Apocalipsis. De unos ocho metros, con escamas plateadas y rojas, en toda la historia sólo se tiene registro de veinte ejemplares. Desgraciadamente, estos tres estaban ya muertos y las gaviotas estaban dando buena cuenta de ellos cuando los encontraron. Su aparición es interpretada como un mal presagio. En la cultura japonesa se les conoce como ryugu no tsukai, son mensajeros de las profundidades asociados con desastres naturales como terremotos y tsunamis.
Evidentemente, los productores en masa de papers, mezquinos esbirros de la corrupta y decadente Academia que se contentan con las migajas de sus amos, niegan contundentemente ese papel clave de estas fascinantes criaturas. Nos piden que mantengamos la calma. Hasta aquí, en el espacio, me entran escalofríos cuando esos mercenarios hacen este tipo de declaraciones. Algo se cuece en esa parte de la Tierra, algo de lo que tendremos que ocuparenos cuando regresemos.

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