martes, octubre 02, 2007

La Historia Secreta del Mundo Capítulos 4 y 5

4 ATALANTA
Con la destrucción de Rorg, también conocido como Nirvana o Edén. Los Arquetípicos se instalaron en la tierra. Convirtieron una isla llamada Atalanta en su refugio y en aquel lugar reconstruyeron su poder.
En la zona central de Pangea comenzó la civilización de Valusia hace unos 275 millones, un pueblo de reptiles y saurios inteligentes que crearon el Primer Imperio y construyeron las primeras ciudades. Los hombres serpiente de Valusia se beneficiaron del declive del pueblo de Leng, que sufrió la revuelta de sus esclavos shoggots y que casi resultó en su destrucción. Los lengnitas aplastaron la rebelión pero su civilización no se recuperó del golpe. Los shoggoths se esparcieron por la tierra, convirtiéndose en esclavos de otras civilizaciones.
Desconfiando de los Arquetípicos de Atalanta, los Valusianos recurrieron a la ayuda de los Primigenios y servidores de Caos. Estalló una breve guerra que terminó con la victoria de los Arquetípicos, y el Primer Imperio se derrumbó hace 225 millones de años. Valusia se hundió en las profundidades del actual Mar Mediterráneo. Muchos hombres serpiente y saurios perecieron, pero otros se sumieron en letargo o se refugiaron en las profundidades de la tierra, dando lugar a civilizaciones como la de Yoth.
Hace 160 millones de años llegó una nueva raza de invasores, los mi-go, también conocidos como Hongos de Yuggoth (Plutón), que llegaron y establecieron sus primeras colonias en la actual Norteamérica. Los mi-go combatieron a los últimos lengnitas y los obligaron a retrocede hacia el sur, y también lucharon contra los Arquetípicos de Atalanta y los yithianos de Australia. Los mi-go pactaron con Cthulhu y su pueblo y durante un tiempo dominaron el Océano Pacífico y Norteamérica.
Sin embargo, los Arquetípicos no podían permitir el resurgimiento de sus antiguos enemigos. Utilizando el poder que todavía los unía a los restos de Rorg desviaron un asteroide de su ruta y lo estrellaron contra la principal base de los mi-go en la actual península de Yucatán hace unos 70 millones de años. Las enormes consecuencias climáticas aceleraron el final de los dinosaurios. Los continentes y océanos actuales comenzaron a definirse. Los mamíferos se convirtieron en la forma de vida predominante.
Los mi-go respondieron al ataque provocando un nuevo cataclismo hace unos 50 millones de años. En el proceso, los pólipos volantes rompieron sus prisioneros y derrotaron a los yithianos, que se salvaron abandonando sus cuerpos y huyendo al futuro de la Tierra. No obstante, la destrucción resultante casi terminó con los propios pólipos, que a su vez fueron obligados a retirarse al subsuelo. En contraste los lengnitas se vieron obligados a salir de la superficie, donde construyeron su última ciudad en la superficie de la Antártida.
A pesar de la destrucción, los mi-go no consiguieron reafirmar su dominio sobre la tierra, gracias a la vigilancia de los Arquetípicos, salvo algunas pequeñas colonias mineras. Los propios Arquetípicos, aunque habían conseguido la victoria, se replegaron sobre Atalanta. Con el tiempo su vigilancia se descuidó y una nueva raza de criaturas ciegas conocidas como los voormis surgió de la dimensión de N´Kai y se asentaron en la actual Groenlandia, dirigidos por Tsathoggua, uno de los Primigenios. Con su poder menguado, los Arquetípicos consiguieron derrotar a los voormis y a su líder hace 1 millón de años, provocando la aparición de una Edad de Hielo.
Paralelamente, comenzaron a surgir las primeras civilizaciones humanas, que recogiendo fragmentos de conocimiento de las civilizaciones extraterrestres previas, Primigenios y Arquetípicos. La primeras civilizaciones humanas aparecen en Zobna, Lomar, Hiperbórea, Lemuria y Mu. Asimismo, se produce un resurgimiento de los hombres serpiente, que crean un nuevo Imperio el Thuria.

5 LA CAÍDA DE ATALANTA
Los Arquetípicos se sintieron atraídos por los humanos y capturaron a muchos y los llevaron a Atalanta, donde se hicieron adorar como dioses y los convirtieron en servidores y esclavos. Algunos Arquetípicos se justificaban en la juventud de la humanidad, afirmando que debían ser tutelados para evitar que cayeran bajo la influencia de los servidores de Caos, como había ocurrido con la civilización de los hombres serpiente.
La convivencia con la humanidad provocó las primeras escisiones de importancia entre los Arquetípicos. Anteriormente la lucha contra los Primigenios y sus esbirros los habían unido a pesar de sus diferencias. Sin embargo, al carecer de un enemigo fuerte las diferencias comenzaron a afianzarse. Algunos Arquetípicos rechazaron todo contacto con la humanidad, convirtiéndose en los Ocultos. Muchos de ellos abandonaron Atalanta e incluso la Tierra, dedicándose a vagar por las estrellas. Otros querían esclavizar a los humanos ya fuera directamente o mediante la excusa de su tutela y protección, mientras que unos pocos deseaban genuinamente compartir sus conocimientos con la raza humana. Mientras tanto varias culturas florecían en la llamada Era Hiboria.
Aunque algunos Arquetípicos culpan a influencias exteriores a sus querellas intestinas, posiblemente la arrogancia y la carencia de una amenaza fueron las responsables de su caída. Durante un tiempo en Atalanta floreció una civilización humana, pero sometida a los deseos de los Arquetípicos que gobernaban caprichosamente sobre ellos. Quienes se oponían a este orden hacía tiempo que habían abandonado Atalanta, pero unos pocos permanecieron para ayudar a los humanos a liberarse. Prometeo, Lilith y otros revelaron a la humanidad varios secretos para poder enfrentarse a sus tiránicos hermanos.
No está muy claro lo que provocó la caída de Atalanta. Aunque muchos Arquetípicos culpan a la humanidad de la Caída, otros afirman que ante el temor a ser derrotados y la arrogancia de ser sometidos por sus esclavos, los Arquetipos que quedaban en Atalanta desencadenaron un cataclismo que hundió la isla bajo las aguas, en torno al 11.500 a.C. Sin embargo, Prometeo y sus aliados ayudaron a varios humanos atalantes a huir de la destrucción.

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