Tal como sospechábamos el edificio era un refugio de los Hijos del Nuevo Mundo, sus filas están llenas de seguidores fanáticos dedicados por entero a la causa que actúan con una disciplina militar férrea. Colarnos fue un proceso lento y muy delicado, tuvimos que evitar varios sistemas de detección. A nuestro favor tuvimos que estaban en obras, con lo que parte de las alarmas se encontraban desactivadas ya que el propio ruido que generaban ellos las dispararían. El edificio forma parte de un extenso complejo cuyos fines eran la experimentación con animales, de hecho, está acondicionado como un matadero.
Una vez dentro era sólo cuestión de tiempo que me encontrara con su líder y objetivo de nuestra incursión, Ellen Blackmoon pero eso queda para otra entrega.
Un saludo pop de Carman Corrigan, ¡Por Isis!
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