En la búsqueda del edificio tomado por los Hijos del Nuevo Mundo nos cruzamos con varios académicos que empleaban híbridos a modo de sabuesos. Ver a unos hombres de mediana edad vestidos como aristócratas del siglo XVIII azuzando a unas criaturas antropomorfas a las que llevan atadas con unas cadenas de plata no es algo agradable. Tuvimos algún encontronazo que no pasó a mayores porque tanto ellos como nosotros teníamos una misión que cumplir y no podíamos perder el tiempo en actividades lúdicas. Ya habrá tiempo para ellas. Mi brújula nos fue llevando por sitios interesantes, que he ido anotando en mi cuaderno de viaje. Algunos eran pequeños laboratorios de los Grises, unidades móviles dañadas que no merecía la pena recuperar. En su interior había información sobre los edificios a los que enviaban sus resultados y mi intuición me decía que nuestro destino era uno de ellos.
Un saludo pop de Carman Corrigan, ¡Por Isis!
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