martes, julio 08, 2008

Crisis Mundial Torneo de los Regentes:Cuarto Combate

Baronesa Katherine von Sebbetendorf contra Thanatos

Tras la inapelable victoria de la Arcontesa Devi la organización decidió conceder unos días extra a los regentes de ambos bandos para preparar el cuarto combate, que promete ser todo un duelo de titanes. No todo el mundo ha aprovechado este tiempo para relajarse y recuperar fuerzas, algunos han estado espiando al bando rival buscando con ansia su punto débil, la clave en definitiva para la victoria. Sinceramente no creo que sus esfuerzos haya merecido la pena. Yo en cambio he pasado unos días muy agradables acompañado de las "hadas" que habitan este planeta, descubriendo con regocijo que sus licores las ponen muy cariñosonas, y no me explayo pues no deseo que esta bitácora sea calificada de contenido adulto.

Para sorpresa nuestra apenas hemos recibido visitas, deseadas o no. No creo que esta tregua dure mucho. Una de ellas fue un miembro de la Auténtica Academia que acaba de llegar de un largo viaje en el que ha cartografiado varios planetas. Ataviado con su uniforme de explorador interdimensional no has hecho llegar un mensaje de su señora, la Baronesa. Su nombre denota su rancio abolengo, Sir Maximilian Raleigh, descendiente directo del famoso Sir Walter Raleigh. El mensaje parecía escrito en clave, superficialmente parecía simple cháchara sobre la inminente victoria mas se dejaba translucir un subtexto no tan optimista si bien decidido a continuar la lucha sin importar el desenlace del Torneo. Dejemos esas reflexiones por el momento, empieza el combate.

Sir Maximilian Raleigh con su uniforme de Explorador Inderdimensional

Frente a frente dos colosos que han dado forma a la historia de la humanidad y lo que es más importante a su concepción de la realidad. La Baronesa Katherine von Sebbetendorf entra con paso decidido en el escenario de la batalla. Una armadura de combate hecha de fibra de carbono y látex cubre la mayor parte de su cuerpo como una segunda piel. Sus botas tienen unos tacones altos que dan la impresión de que está caminando de puntillas. En las manos lleva una espada con una empuñadura muy peculiar que parece ocultar varias sorpresas. En el cinturón se intuyen más armas, sobre todo cuchillos. Su rostro está relajado y sonríe con picardía. Un gesto encomiable viendo a su oponente.


Eso es lo que hacen en los laboratorios de la Academia.

Thanatos tan enigmático como siempre, cubierto bajo una larga túnica blanca y dorada que evita hacerse la más remota idea de como se su cuerpo. Su máscara roja y negra con los siete ojos contrasta con la expresividad de su rival. Esa criatura ha entregado las llaves de nuestro hogar sin nuestro permiso a una alimañas carroñeras sin honor.

Se tantean como veteranos que son, curtidos en cientos de batallas. Thanatos saca unos tentáculos negros y viscosos como si estuvieran embadurnados en petroleo de debajo de su túnica. La Baronesa desenfunda su espada con gracilidad y señala a los apéndices de su antiguo compañero como quien señala en una carnicería lo que se va a llevar.

¿Qué ha pasado? He parpadeado un segundo y se ha desatado la madre de todas la peleas. Cuesta seguirla, los golpes se suceden a una velocidad vertiginosa. Ninguno de los combatientes pasa más de unas décimas en un sitio. La Baronesa se mueve con una soltura y una agilidad que envidiarían las mejores gimnastas del mundo, y es que aquí estamos en un otra liga. Esta gente se codea con dioses cada día. Los tacones son un arma más con el que agujerea la túnica de Thanatos como si fuera una ametralladora.



¡Cabalga hacia la victoria Baronesa!

Su inhumano enemigo no se queda atrás, a sus tentáculos se le han sumado sus brazos cibernéticos que usando lo que creo que nanotecnología de primer nivel varían de tamaño y forma a su voluntad. Lásers, sierras, cadenas...Es un cambio constante e impredecible. El público jadea a su favorito y me descubro dedicando una zarzuela improvisada a la Baronesa. Es increíble, tengo el corazón en un puño y sud como si hubiera subido al Everest. NOOOO! El maligno Thanatos ha pillado en falso a la Baronesa asestando un golpe en el abdomen, la sangre sale por la herida resbalando por el traje.

La Baronesa retrocede e improvisa en menos de lo que aletea un colibrí un vendaje con el que tapona la herida. Thanatos se materializa delante de ella como un fantasma y reemprenden su pelea. Crecido y convencido de su victoria Thanatos ofrece una muestra de la diversidad de sus poderes. Es un espectáculo aterrador, como un viaje por una versión infernal del tren de la bruja.



Cuidado, Thanatos revela su rostro

Pero la Baronesa no ha dicho su última palabra. Como suponía la espada tiene truco. Toca un mecanismo del la empuñadura. Brilla la hoja. La clava en el suelo. De la hoja surgen infinidad de hilos que colándose por los agujeros de la túnica maniatan a Thanatos. Por cada uno que rompe surgen dos más. La Baronesa salta y...su tacón izquierdo rompe la máscara de su enemigo justo en uno de los siete ojos, estoy seguro de que tiene un significado...Thanatos queda paralizado. No, vuelve a la carga. Otro ojocegado, y otro más. Así hasta tapar los siete siguiendo un orden que sólo entienden ellos dos.

Thanatos se arranca furioso la máscara dejando a la luz un rostro que no describiré, es demasiado horrible. El combate parece haber entrado en su fase final, Sin filigranas saltan uno contra el otro como fieras a matar o morir. Aquí y ahora se decide si el Torneo durará un combate más...

Lo ha conseguido, Thanatos cae sangrando al suelo creando un charco en la arena del Coliseum Vivo pero incapaz de seguir luchando. La Baronesa se sostiene en pie por pura fuerza de voluntad. Sir Maximilian sale a ayudarla con la aprobación de la organización que sube este tanto al marcador. 2-2. Podemos ganar, vamos, sólo queda un combate y el enemigo es Sir Edward Holst, el Odiado, tiembla maldito, torres más altas han caído.

¡Por Isis!

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