Mi primer encuentro con el autoproclamado León de Cornualles ha sido muy revelador. Su actual aspecto es resultado de rituales alquímicos muy arriesgados, probados antes con lo que él considera castas inferiores. Para conseguir las cobayas humanas necesarias ha abierto con la bendición de la Academia y el gobierno británico varias casas de acogida. Llegan a sus puertas personas sin hogar con la esperanza de obtener un cobijo, animadas por funcionarios corruptos y gente ignorante de buena voluntad. En cambio lo que reciben es una celda y pierden su condición de ciudadanos. Los criados del noble académico bajo su directa supervisión realizan con ellos experimentos cruentos en los que sus cuerpos son modificados de cualquier manera concebible. La adopción de rasgos animales es una de sus obsesiones predilectas. Muchos han muerto para que pueda lucir su melena felina.
Desgraciadamente para los dos nuestro duelo terminó en tablas con bajas en ambos bandos, regresando cada una a su zona dejando una franja de terreno a modo de tierra de nadie. Allí nos volveremos a ver las caras en unos días. Aprovecharé el tiempo para preparar algún truco. Cada vez estamos más convencidos del valor estratégico de estas instalaciones, debemos derrotar a la Legión Ilustrada para poder investigar a fondo este lugar. Espero que a mis compañeros de la Resistencia les vaya mejor, especialmente a Patrick Von Steiner, que ya debe estar convenciendo a los gerifaltes de la NASA de que detengan su injustificable bombardeo lunar.
Firmado, Carman Corrigan
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