He comenzado esta semana dando un golpe de mano, una demostración de la fuerza de la Resistencia dirigida tanto a las alimañas de la Academia como a los diplomáticos aficionados que meterían antes su cabeza en las fauces de la Bestia que plantarle cara. Tras una meditación cuidadosa di con la solución perfecta para el regalo que me había dejado la horda ágrafa conocida como la Legión Ilustrada. Para llevar a cabo mi plan invoqué a uno de mis aliados más poderosos y comprometidos con la causa, Zalli'Nart, el Jinete de las Tormentas. Bajo su magistral dirección montamos un aparataje eléctrico digno del genial venusiano Nicola Tesla. Una vez calibrado y comprobado el jinete tomó el control de la función. Fue un espectáculo magnífico, creó de unas míseras briznas de nubes una portentosa tormenta focalizada con la habilidad de un espadachín en las ofensivas paredes de fuego que aislaban la mansión familiar de los Steiner. Trombas de agua cayeron sobre esas malévolas llamas, un diluvio comprimido apagó su fulgor, asfixiándolas, privándolas de su sustento y liberando mi hogar. Una gruesa capa de hielo se formó sobre los diabólicos aparatos académicos inutilizándolos. El hielo derrotó al fuego. Una gloriosa victoria para la Resistencia, un punto más que se suma a nuestro ya abultado marcador. A diferencia de otros, débiles y voluntad quebradiza, nosotros seguiremos combatiendo el mal en todas sus manifestaciones y propagando la Verdad.
¡Por Isis!
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